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Oramos con el Corazón de Cristo - Septiembre


Celebración para el primer viernes del mes: EL CORAZÓN MATERNO Y PATERNO DE DIOS

1.- Ambientación.

En este primer viernes que recordamos el amor del Corazón de Jesús, no está mal comenzar con la primera experiencia de ese amor: el amor paterno y materno. El amor de los padres es la experiencia relacional universalmente como la más honda, verdadera y gratuita. Es un amor que no reclama nada a cambio y sus manifestaciones van más allá de todo cálculo.

Los autores bíblicos, en sus representaciones imaginativas no se limitan a hablar de la paternidad de Dios sino que, a la hora de expresar sus experiencia de cómo es ese Dios por el que se siente acogidos e inexplicablemente queridos, recurren a un adjetivo verbal, rahum, de la misma raíz que se emplea para decir “útero”, “seno materno” y cuya mejor traducción sería “entrañable”.

2.- Salmodia: 131 (130)

R/ Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros:

No pretendo grandezas que superan mi capacidad, sino que acallo y modero mis deseos.

Señor, no me dejes caer en tentación de soberbia

Y que la vanidad no anide en mi corazón,

Pues conozco mis límites y mis posibilidades

y sé bien de sobra quién actúa a través de mí.

Por mi parte, Señor, en ti me encuentro

Como el niño pequeño en los brazos de su madre,

Tan seguro, como el recién destetado.

Señor, que nunca retire de ti mi confianza,

Como también te lo pido para todo el pueblo.

3.- Lectura de la Palabra: Oseas 11, 1-4.8

Cuando Israel era niño, yo le amaba, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí. Ofrecían sacrificios a los baales y quemaban incienso a los ídolos. Y yo enseñaba a Efraín a caminar, lo llevaba en brazos; pero no han comprendido que yo cuidaba de ellos.

Con cuerdas de cariño los atraía, con lazos de amor; fui para él como quien alza a un niño sobre su propio cuello y se inclina hacia él para darle de comer.

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