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La alegría del amor


Amoris laetitia (« La alegría del amor » en latin) es la segunda exhortación apostólica post-sinodal del Papa Francisco, firmada el día 19 de marzo de 2016 y hecha pública el 8 de abril. Como viene indicado en el subtítulo, el documento trata sobre el amor en la familia. Esta exhortación se publica al haber concluido dos Sínodos, uno extraordinario y otro ordinario que tuvieron lugar en la ciudad del Vaticano en Octubre de 2014 y 2015 respectivamente. Amoris laetitia es un documento extenso. Consta de 325 párrafos, divididos en 9 capítulos, y una oración conclusiva dirigida a la Sagrada Familia. Además de la propuesta de integrar en la Iglesia a divorciados vueltos a casar, incluye planteamientos muy creativos y curiosos, como los que compartimos a continuación.


San Valentín

Con el documento quiere mostrar el atractivo de la propuesta cristiana sobre matrimonio y familia. Por eso, pide a la Iglesia y a los católicos que no desperdicien ninguna oportunidad para conseguirlo. Dice que se puede aprovechar "la pastoral popular, como el día de san Valentín, que en algunos países es mejor aprovechado por los comerciantes que por los sacerdotes”.


Confidencias en el noviazgo

El Papa propone a los novios que se hablen con profundidad y calidad. Dice que aunque no lo parezca, "muchos llegan a la boda sin conocerse. Sólo se han distraído juntos, han hecho experiencias juntos, pero no han enfrentado el desafío de mostrarse a sí mismos y de aprender quién es en realidad el otro”.


Consejos prácticos

Dedica varios apartados a consejos prácticos para dar calidad a la vida afectiva. Propone "besar a la pareja” para darle los buenos días, "esperar al otro y recibirlo cuando llega, tener alguna salida juntos, compartir tareas domésticas”, y "romper la rutina con la fiesta”. También enseña cómo tener paciencia, combatir la envidia, perdonar, dedicarse tiempo o querer a los suegros.


Valor de la sexualidad

A muchos ha sorprendido el tono positivo sobre la sexualidad. Francisco la define "un regalo maravilloso de Dios” que "se cultiva y se evita su descontrol para impedir el empobrecimiento de un valor auténtico”.


Presencia del padre en la casa

Francisco es muy duro con la poca implicación del hombre en el hogar. Denuncia que el papá "está algunas veces tan concentrado en sí mismo y en su trabajo, y a veces en sus propias realizaciones individuales, que olvida incluso a la familia”. También culpa al tiempo que dedica "a los medios de comunicación y a la tecnología de la distracción”, quizá en referencia a los videojuegos.


¿Con quién están los hijos?

El Papa pide a los padres que preparen a los hijos para reconocer y afrontar los peligros, pero que no los controlen. Dice que eso no significa que no deben preocuparse por lo que hacen en su tiempo libre. El papá y la mamá deben saber "quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, y a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre”.


Cuando desaparece la belleza

En un recorrido realista por las fases del matrimonio, el Papa evoca el momento en el que "la apariencia física cambia”. Dice que como nos enamoramos "de una persona entera con una identidad propia, no sólo de un cuerpo”, "ese cuerpo, más allá del desgaste del tiempo, nunca deja de expresar de algún modo esa identidad personal que ha cautivado el corazón


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