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Aniversario del fallecimiento del Padre Andrés Coindre


El 30 de mayo de 1826, hace 190 años, fallecía el Padre Andrés Coindre, fundador de nuestro Instituto. A la edad de 39 años, y sólo 5 años después de habernos fundado, perdíamos a este extraordinario padre, víctima de un gran agotamiento físico y mental.

Sin embargo, a pesar del poco tiempo que estuvo con nosotros, algunas de sus “intuiciones apostólicas” marcaron a nuestra congregación y podemos descubrirlas hoy en día en nuestras comunidades y obras. El Capítulo General del año 2000, reunido en Roma, identificó estas intuiciones de la siguiente forma:


Andrés Coindre, un hombre con entrañas de compasión y misericordia. Vive un proceso interior que le lleva a mirar la realidad con los ojos de Dios, ojos de compasión y de misericordia. Todo dolor tiene eco en su corazón y le hace más sensible a las realidades que le rodean.


“Andrés Coindre, al ver que los hospitales y las prisiones de Lyon se llenaban de niños y jóvenes, tomó la decisión de crear una institución para acogerlos y sacarlos del peligro. Empezó reuniendo a cinco o seis niños…” (Memorias del Hno. Xavier, pág 27).


Andrés Coindre, impulsor de una “pedagogía de la confianza” basada en su opción por la educación y por la infancia y juventud abandonadas. Desarrolla un espíritu de acogida y de caridad que favorece el crecimiento de cada joven desde la autoestima y la fe en sus posibilidades.


“(Estos prisioneros jóvenes) son dignos de que se les preste un interés especial… Culpables a una edad en la que se es más cabeza loca que malo, más atolondrado que incorregible, no había que perder la esperanza de que cambiarían, había que rodearles de ayuda para que se formasen en el bien” (Prospecto de 1818)


Andrés Coindre, un evangelizador y un profeta, que se deja guiar por el Espíritu, que ve más allá y que va más allá, hasta la raíz, hasta las causas. Es el hombre fogoso, animado, radical, apasionado, exagerado en sus respuestas, que encarna la cita evangélica: “Fuego he venido a traer a la tierra y ¿qué quiero sino que arda?”(Lc 12, 49).


“Fortalecido por su caridad y lleno de confianza en la de sus conciudadanos… el Padre Coindre vio cómo crecían, debido a las donaciones de la beneficencia, los recursos que sacaba de su celo y de su fortuna personal. Su esperanza no se vio frustrada” (Informe del Sr. Casati, 1823).


Andrés Coindre, el organizador. Es el promotor de proyectos audaces de evangelización a dos niveles. A nivel interno, crea comunidades misioneras de hermanos, hermanas y padres que aseguran la obra de la educación. A nivel externo, crea una asociación de colaboradores seglares que refuerzan y completan su obra.


“Tras esta organización (de la comunidad) Andrés Coindre quiso dar un mayor impulso a su obra. Publicó en las iglesias de Lyon que pronunciaría un discurso en la iglesia de San Francisco a favor de su obra… Los negociantes y la nobleza acudieron masivamente. Pronunció un discurso con mucho sentimiento sobre la caridad y sobre el bien que había que hacer ayudando a sacar a los niños pobres de las calles de Lyon” (Memorias del Hno. Xavier, pág. 35).

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