Misión Cor Jesu – Grupo Temperley. Parte I
Informa: Agustín Dicundo
Luego de varios años sin que hubiera un grupo misionero Cor Jesu propio en el colegio Belgrano de Temperley, un grupo de exalumnos, maestras y un matrimonio del colegio, acompañados por el Hno. Mario Gassmann, decidimos retomar esta experiencia.

Durante todo el año 2016 el grupo se reunió mes a mes para diagramar las actividades que se iban a llevar a cabo y prepararse interiormente desde la oración, tanto individual como comunitaria. Finalmente, el 4 de enero, partimos hacia nuestro destino: el pueblo de Tapalqué, ubicado en el interior de la provincia de Buenos Aires.
En el siguiente testimonio están unidas las palabras de varios de los misioneros, que juntas forman un único relato de esta maravillosa experiencia:
“Para comenzar debo admitir que no esperaba nada de que lo que sucedió. Durante todo el año de preparación para la misión viví las reuniones, charlas, oraciones y momentos sin pensar tanto en lo que venía por delante. Los días anteriores a viajar, todo empezó a cambiar: Se comían los horas, los preparativos parecían no ser suficientes para esos pocos días, la excitación de todos se juntaba en un grupo de whatsapp que poco le faltó para explotar, existía una emoción que no sabía de dónde venía pero que tampoco paraba de crecer. Iba sin grandes expectativas, pero con las ilusiones de todos picando en mi cabeza.” (Mercedes Martín)
“Si bien no estuve desde el principio, todos me hicieron sentir que sí, y el grupo formado dejó de ser de compañeros, para llegar a ser amigos, hermanos. Después de muchos meses de preparación, finalmente partimos, con miedos y expectativas, pero a la vez mucha alegría, sabiendo que nos íbamos muy bien acompañados...” (Luciana Perroni)
“Este año fue la primera vez que hice una misión de tantos días y a eso sumarle la convivencia con muchas personas que conocía apenas de vista me asustaba un poco. Ese sentimiento se me fue ni bien subí al micro, cuando vi que todos íbamos a Tapalqué para lo mismo, teníamos el mismo objetivo. Pasar diez días con personas que estaban en mi misma sintonía me hizo sentir muy cómoda”. (Josefina Gorrini)
“Una vez allá cambió todo. Éramos una familia, nos teníamos que acomodar, tratar, ordenar y querer como tal. El punto en todo esto, es que eso no fue un problema. De hecho, no hubo problemas graves más allá de algún desencuentro transitorio, que hablando se solucionó. Me llamó la atención cómo todos fueron tomando su lugar, su rol, su mejor cara. Era una felicidad constante vivir con los 23 misioneros restantes”. (Mercedes Martín)
“Bastaron únicamente diez días para conocer lo que es el amor, lo que es sentir a Dios todo el tiempo a nuestro lado. En la convivencia dentro de la comunidad “Cor Jesu” (¿por qué no mejor llamarla “familia”?), uno se siente protegido, acompañado. La amistad se encuentra en su máximo esplendor, otorgándonos todas las fuerzas y la confianza para llevar a aquellas familias unas simples palabras, un pequeño gesto de amor. E increíblemente aquel “pequeño gesto” se tornaba en una “gran muestra de amor” en aquellas mañanas visitando a las familias, en aquellas tardes compartidas con los jóvenes y niños en las catequesis, y sobre todo, en aquellos momentos donde nos encontrábamos todos reunidos para celebrar la palabra de Dios”. (Ignacio Miethig)