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Encuentro de referentes de grupos de pastoral

El pasado sábado 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, se llevó a cabo una reunión especial en Temperley. En la misma nos dimos cita unas 25 personas, adultos y jóvenes, referentes de los distintos espacios, grupos o actividades pastorales optativas que tenemos en nuestras comunidades educativas.

La diversidad y riqueza que hoy tenemos en la Provincia es muy grande, y no sólo en los nombres de estos grupos, sino también en las propuestas: grupos misioneros, catequesis familiar, animación musical, grupos recreativos, grupos de confirmación, escuela de animadores, infancia y adolescencia misionera, grupos de pastoral juvenil propiamente dichos, etc.

Podemos decir que el Espíritu ha ido soplando en cada comunidad según las necesidades y las capacidades de las personas, de modo que han ido floreciendo iniciativas de todo tipo y color, que conforman un conjunto lleno de vitalidad y fuerza. Una premisa de este encuentro era respetar esa diversidad, no intentar uniformizarla, sino buscar la unidad en el Espíritu.

Era necesario que los representantes de todas estas instancias nos conociéramos y reconociéramos entre nosotros, que rompiéramos el hielo, que descubriéramos las propuestas de cada centro, que reflexionáramos sobre lo que nos une y que nos preguntáramos si queríamos comenzar un camino de aproximación mutua, en busca de fortalecernos para vivir y expresar mejor nuestro carisma Corazonista.

Y la respuesta a esta pregunta fue ¡SÍ! Un sí fuerte y con mucha ilusión, un sí a dejar que Dios nos conduzca sin temores por esta senda inexplorada. Será que María, en su día, nos inspiró con su sí.

¿Qué nombre darnos? ¿Cómo podemos llamar a esa multitud de actividades pastorales diversas, distintas a la clase obligatoria de catequesis o religión? ¿Qué nombre utilizar para poder expresar de manera sencilla todas estas realidades? Alguien sugirió “Discipulado Corazonista” y, aunque al principio me chocó, esa expresión va ganando de a poco terreno en mi corazón. ¿Será este el nombre definitivo que nos ayude a unirnos (sin perder ninguno de los otros nombres que nos identifican)? No lo sé, pero demos tiempo al tiempo y veamos si cuaja.

¿Qué planes hay para el futuro? Sin duda esta reunión fue sólo un primer paso y será necesario dar varios más antes de poder pensar en hacer algo juntos; pero en el horizonte van apareciendo algunas ideas: buscar orientaciones comunes que todos podamos seguir, realizar algunas experiencias pastorales intercolegiales, apoyarnos en la formación de nuestros jóvenes como líderes o animadores, etc. Será un camino sin prisa y sin pausa, con el trasfondo del Bicentenario, como marco de referencia.

Tras la evaluación todos recibimos un sencillo pero significativo regalo: un llavero que en una cara tenía la imagen (renovada) de nuestro Fundador y del otro el logo del Bicentenario. Es un recordatorio de nuestro origen y también de un hito futuro hacia el que caminamos con ilusión; un signo del pasado y del futuro, mientras nosotros, viviendo entre uno y otro, descubrimos el presente como tiempo de gracia del Señor.

Hno. Emilio Rodrigo

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