50 años de Vida Consagrada de los Hnos. Gonzalo y Enrique
El día 2 de febrero, Día de la Vida Consagrada, celebramos como Provincia las Bodas de Oro religiosas de dos de nuestros hermanos: Gonzalo Carvajal y Enrique Becker. Los festejos incluyeron la celebración de la Eucaristía, que incluyó la renovación de sus votos, y el almuerzo fraterno, con el merecido homenaje de los hermanos. Tuvimos la alegría de poder compartir ambas instancias con varios hermanos y familiares del Hno. Enrique, a quienes agradecemos su presencia.
A continuación un resumen de la semblanza de cada uno de estos hermanos, que se pronunciaron en la ocasión como homenaje fraterno.
Semblanza del Hno. Gonzalo Carvajal
Gonzalo nace en Pojos, Asturias. José María y Balbina son sus padres. Dos hermanos y dos hermanas forman el núcleo familiar. Gonzalo sabemos que guardó siempre profunda relación con ellos. Últimamente lo ha demostrado prolongando su visita a la familia, renunciando al viaje que suele hacerse con motivo de los 50 años de la profesión.
En setiembre del año 1964 ingresas en Tafalla iniciando la preparación para el noviciado que lo haces en Alsasua en el año 1968 y el 15 de octubre de 1969 sales de Barajas para la Argentina. Te acompañan Luis Fernández, Rufino García, Javier Burgaleta, Gregorio Gómez y José Antonio García.
Terminado el escolasticado te preparaste para la docencia adquiriendo los conocimientos necesarios, logrando los títulos de Profesor en el Champagnat y la Licenciatura en la Universidad Católica de Montevideo y como autodidacta, los saberes necesarios de computación tan importantes en la actualidad.
Como buen pedagogo no has pretendido enseñarlo todo, tu preocupación ha sido que los alumnos aprendan lo fundamental. Ser buenas personas, asumir compromisos con la vida, discernir entre lo bueno y lo malo, buscar los valores transcendentes.
Has sabido estar cerca de los chicos con gestos, palabras de ánimo, de corrección de lo que no estaba bien. Has mirado a los niños con cariño aún a los más difíciles y a los heridos y lastimados por falta de cariño. ¡Nada de castigos o penitencias irritantes!
Algunos testimonios de exalumnos:
Cuando paso por el corazón algunos momentos significativos de mi niñez veo al Hno. Gonzalo que con su sotana embolsaba la pelota como uno de nosotros jugando al manchado. El mismo hermano que sentado en un banco del recreo, te invitaba a charlar y compartir la palabra justa y te daba un consejo apropiado al momento que uno vivía. (José Antonio López)
El Hno. Gonzalo trasmitía autoridad, pero siempre tenía una palabra cálida. Siempre se nos acercaba cuando nos veía tristes. Nos proponía desafíos, nos hacía pensar, salir de lo convencional. Pensábamos que hacía magia al escribir en el pizarrón y saber quién estaba hablando. Hoy me doy cuenta que no era magia, nos conocía. (Gabriela Barbeito y compañeros)
Convencido del trabajo en conjunto con los seglares has procurado cultivar estrechas relaciones con los docentes, como directivo y como colega.
La construcción de la comunidad es una tarea de toda la vida. Tú has sabido compartir el tiempo con un hermano charlando o discutiendo temas cotidianos, has sabido ayudar y acompañar a los hermanos enfermos o ayudarles a hacer algún trabajo de computación. Para ti tienen valor los encuentros comunitarios o los ratos de esparcimiento.