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LOS NUEVOS ESCENARIOS DE LA PRÁCTICA DOCENTE

Al repasar estos primeros meses de retorno a las clases como profe de alumnos de sexto año, busco pasar por el corazón los sentimientos vividos. Tres palabras vienen a mi mente: incertidumbre, ilusión y desafío. También otras que, gracias a Dios, nos acompañan y sostienen en nuestra tarea cotidiana: confianza y acompañamiento.


Incertidumbre: Después de tanta cuarentena y aislamiento de todo un año vivido en la virtualidad, retornar de súbito las reuniones presenciales fue toda una novedad, reencontrarnos con colegas y amigos ajustados al protocolo de seguridad. Buscábamos imaginar cómo se diseñaría el año escolar en medio de muchas incertidumbres y falta de precisiones. Entonces empezamos a proyectar el año pensando en que, quizás, los encuentros fueran esporádicos, pero pronto se definió la concurrencia cuasi habitual, según los horarios de cursada y con burbujas.


Ilusión: Recorrer nuevamente aulas y pasillos, extrañando la sala de profesores, el acercarnos a los alumnos, sostener mascarilla y distancia, pero disfrutar del intercambio con los alumnos, percibir la alegría de su concurrencia, nuevamente el calor del vínculo que empieza a forjarse en el transcurso de las clases. Reconocer las sonrisas, las voces, las inquietudes, las complicidades latentes, las amistades entre ellos. La ilusión de volver al colegio y disfrutar aún en medio de las restricciones de la bendita rutina de estudiantes.



Desafío: Sin