2025: AÑO JUBILAR
Considerando que el Capítulo general de 2024 tuvo como tema central la esperanza (cuya ordenanza se publicará en 2025) y que la Iglesia universal celebrará en 2025 un Año Santo con ese mismo eje, el Consejo Provincial ha resuelto adoptar como nuestro lema y logo anual el del Jubileo: "Peregrinos de la esperanza". Al hacerlo reafirmamos nuestra comunión con toda la Iglesia y damos valor a este acontecimiento en nuestras comunidades educativas.
¿QUÉ ES EL JUBILEO?
“Jubileo” era el nombre que el pueblo judío daba a un año particular; derivaba del instrumento utilizado para indicar su comienzo: el yobel (un cuerno de carnero), cuyo sonido anunciaba el día de la expiación (Yom Kippur). Esta fiesta de la expiación se celebraba cada año, pero adquiría un significado particular cada cincuenta años, porque era el año “extra” que se vivía cada siete semanas de años (cfr. Lv 25,8‑13), ese era el año jubilar.
Aunque era difícil de realizar, se proponía como la ocasión para restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación, y conllevaba el perdón de las deudas, la restitución de terrenos enajenados y el descanso de la tierra.
Citando al profeta Isaías, el evangelio según san Lucas describe de este mismo modo la misión de Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí; porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18‑19; cfr. Is 61,1‑2). Estas palabras de Jesús se convirtieron también en acciones de liberación y de conversión en sus encuentros y relaciones cotidianos.
El Papa Bonifacio VIII, en 1300, convocó el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”, porque es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años, pero en 1343 se redujo a 50 años por Clemente VI y en 1470 a 25 años por Pablo II.
También hay jubileos “extraordinarios”: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia.
El modo de celebrar este año ha variado: en el origen coincidía con la visita a las Basílicas romanas de san Pedro y san Pablo, por tanto, con la peregrinación; posteriormente se añadieron otros signos, como el de la Puerta Santa. Al participar del Año Santo se obtiene la indulgencia plenaria.
EL LOGOTIPO DEL JUBILEO

El logo representa cuatro figuras estilizadas para indicar la humanidad proveniente de los cuatro rincones de la tierra. Se abrazan para indicar la solidaridad y la hermandad que deben unir a los pueblos. Muestran cómo el camino del peregrino no es individual, sino comunitario.
La figura que abre la fila se aferra a la cruz: signo no sólo de la fe que abraza y de la esperanza que nunca se puede abandonar porque la necesitamos siempre, sobre todo en los momentos de mayor necesidad. La cruz, a su vez, se inclina hacia la humanidad para encontrarla y no dejarla sola, ofreciendo la certeza de su presencia y la seguridad de la esperanza.
Las olas que hay debajo están agitadas para indicar que el peregrinaje de la vida no siempre se desarrolla en aguas tranquilas. A menudo los acontecimientos personales y sociales imponen, con mayor intensidad, una llamada a la esperanza.
Por eso, la parte inferior de la cruz se extiende y se transforma en un ancla que se impone al movimiento ondulatorio. El ancla se ha utilizado a menudo como metáfora de la esperanza. De hecho, el nombre que se le da en la jerga marítima al ancla de reserva, utilizada para realizar maniobras de emergencia para estabilizar el barco durante las tormentas, es “el ancla de la esperanza”.
Finalmente, en color verde encontramos el lema del Jubileo 2025: “Peregrinos de la esperanza”.
Esta información ha sido adaptada a partir de:
Comentarios