El carisma que nos une

En el marco del Bicentenario de la muerte del Padre Andrés Coindre, desde el jueves 26 de junio hasta el lunes 14 de julio, se desarrolló en nuestra casa general de Roma una Sesión internacional dedicada a compartir y profundizar en nuestro carisma Corazonista.

Por primera vez hermanos y laicos de los cinco continentes nos reunimos para reflexionar sobre el carisma que nos une a todos y para buscar caminos para crecer juntos hacia una verdadera “familia carismática”. 

El encuentro comenzó con el festejo del Día del Sagrado Corazón (día “rompe-hielo”, para crear lazos de confianza entre todos) y con un retiro (día del Inmaculado Corazón de María). Posteriormente, se abordaron los aspectos más teóricos del carisma: desde su origen en el Espíritu Santo y su raíz bíblica, hasta la experiencia concreta de nuestro fundador y sus primeros colaboradores.

El sábado 5 de julio fue una jornada muy especial: recibimos la visita de la Hna. Junkal Guevara, de las Religiosas de Jesús-María, quien compartió con nosotros algunas reflexiones sobre el vínculo entre el Padre Andrés Coindre y Santa Claudina Thévenet; así como la experiencia de las hermanas en el carisma compartido. Ese mismo día, de tarde, realizamos una “feria”, donde pudimos descubrir, con mucha alegría, la riqueza de nuestro carisma común vivido en diferentes partes del mundo.

En la segunda semana, nuestro trabajo se centró en los aspectos prácticos del carisma: reflexionamos sobre nuestra realidad concreta en cada entidad y conferencia. Uno de los objetivos de estos días será lograr un plan de actividades para el Bicentenario de Andrés Coindre en cada contexto.

En este camino que estamos transitando nos sentimos llenos de vida y esperanza, renovados en nuestra identidad y vocación y verdaderos hermanos los unos de los otros, más allá de las diferencias de país, lengua y cultura. Es el milagro de la fraternidad, un milagro que el Corazón de Jesús concede a aquellos que se reúnen en su nombre y se dejan guiar por su Espíritu.

Que Jesús nos siga conduciendo, cada día más, tras las huellas de Andrés Coindre, hacia el amor de Dios.

Hno. Emilio Rodrigo