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Sesión del Carisma: todo es gracia


Haber participado de la Sesión Internacional del Carisma desde el 9 al 25 de octubre, me colmó de alegría y renovó mi compromiso con Jesús. El “todo es gracia” sigue resonando en mí. Me sentí animada a hacer un alto, a mirarme, a pensar en la comunidad que conformo, a rezar por ella, a revisar lo que uno es, hace, aporta y recibe para trabajar en la misión a la que fui llamada, tarea desafiante y apasionante desde lo vocacional y profesional. Me ayudó a comprender que la tarea cotidiana debe llevarse a cabo con varios ingredientes, como el ánimo, la alegría, la confianza, la humildad, la paciencia, la esperanza, la fe, la tolerancia y la compasión, entre otros.


Con la certeza de que era Dios el que armaba todo, comencé a disfrutar desde que recibí la invitación. Un sabor agradable se observaba en todos los que alguna vez habían participado y esta vez, en Barcelona y Lyon, no podía ser distinto. Un escenario desconocido para mí: visitaríamos la cuna donde se gestó y comenzó a caminar la congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón, en la que hace más de veinte y seis años fui recibida y hoy me siento como en familia.


La SIC fue organizada con tiempo, contemplando los detalles y tratando de evitar imprevistos. La tecnología me permitió, en la previa, conocer por pantalla a mis compañeras de equipo, representantes de América Austral. En el aeropuerto de Madrid nos encontramos con la delegación de Perú, que también iba al encuentro. Un mismo ideal nos unía, estábamos en un mismo avión y quince días con muchas vivencias nos esperaban. Nos recibieron hermanos en el aeropuerto de Barcelona y nos conocimos con la delegación de Colombia. Ya establecidos en la casa de retiro, se fueron sumando Corazonistas de Brasil, de distintos lugares de España y Mozambique. Cada uno con su riqueza, costumbres y modismos; insertos en realidades y culturas distintas. Compartimos momentos donde primó la alegría y la fraternidad, celebramos la fe y recorrimos algo del patrimonio cultural, religioso, artístico e histórico del viejo mundo.

Conocí más detalles sobre los orígenes de la congregación. Repasamos la vida del Padre Andrés Coindre, del Hno. Policarpo y de otros que fueron también instrumentos de Dios, cuyos nombres e implicancia poco conocía, como el Hno. Xavier, el Hno. Borgia y otros laicos colaboradores, como el Sr. Casatti. Personas llamadas y encontradas, con temperamentos diversos, con aciertos y desaciertos, personas orantes y con vocación de servicio que atravesaron muchas dificultades. Comprendí que problemas hubo, hay y los habrá; que tenemos que confiar en la gracia para ir descubriendo qué es lo que Dios quiere, en sus tiempos.


Reflexionamos sobre el Carisma hoy, adentrándonos en nuestra misión con mirada esperanzadora hacia el mañana. Descubrí que es necesario conocer de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.


Sigamos caminando, laicos y consagrados, jóvenes y no tanto. Hay mucho por hacer. Nos complementamos, nos ayudamos, nos une el Amor que muchas veces no es amado. Hacia Él vamos, con corazones inquietos hasta que descansemos en Él. Ánimo, humildad y confianza.


Yanina Jacquelin

Secretaria de Secundaria, Venado Tuerto

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