Testimonios de Pascua Joven de Venado Tuerto y Lomas de Zamora
VENADO TUERTO:
Pascua Joven: cinco días donde podemos ver almas acercándose a Cristo; jóvenes que tienen el corazón cómodo, porque saben que se encontrarán con Dios.
Me encanta llegar y ponerme a pensar en que cada uno de los chicos va a tener una conversación con Dios totalmente distinta a la de su par, pero que a su vez Dios está obrando en ellos de manera similar para que puedan compartir y acercarse más a Él en comunidad. Pienso en que más allá de ser un retiro de casi 200 jóvenes, cada uno está en su propio retiro, en su desierto con Dios.
Una vez más pude ser instrumento del Espíritu Santo como servidor, cuidando que cada uno pueda tener ese encuentro real y verdadero con Cristo. Me llena el corazón de esperanza y de amor notar que Dios es quien obra, ¡es Él quien está transformando cada corazón!
El Señor se encarga de que todo salga bien, pero a cada uno de los servidores nos regala la posibilidad de “ponernos a su disposición, ser instrumentos suyos”.
A lo largo de cada día durante el retiro me voy sorprendido, porque se empieza a ver como Dios les fue tocando el corazón a cada uno y no deja uno sin removerle el corazón: a cada uno de los que hacen el retiro, a los servidores y a los organizadores… se encarga de estar ahí, cambiando nuestro corazón, para cada uno. No es un retiro de jóvenes organizado por jóvenes, es un retiro que Dios prepara para que los jóvenes vivan verdaderamente la muerte y Resurrección de su hijo, son cinco días donde Él nos muestra todo el amor que nos tiene en cada detalle.
Cada Pascua Joven para mí es distinta, en cada una aprendo más de Dios y de lo que Él quiere para mí. Esta es mi séptima Pascua Joven, pero por momentos puedo decir que parece ser la primera, esos momentos donde se me pone la piel de gallina de cómo Dios me sorprende, esa sensación que tenemos cuando nos pasa algo muy lindo por primera vez. En esta ocasión pude vivir la Semana Santa desde el servicio, el servicio incansable que en realidad es amor incansable. Sirviendo pero no a cada uno de los chicos, sirviendo a Dios. Cada una de las acciones acompañadas de una oración; el cansancio, los dolores, la incomodidad se convierten en Oración y el Señor se vale de eso para convertir a las almas.
¡Feliz de Servir a Cristo! ¡Agradecido de ser su instrumento en Pascua Joven! Y con un corazón fervoroso de su amor al ver almas acercándose a él.
Patricio Covernton
Hace varios años que tengo la gracia de participar del retiro de Pascua Joven en Venado Tuerto, que se viene llevando a cabo en el colegio Sagrado Corazón. Cada año lo viví desde un lugar distinto: primero como pascuante, después como coordinadora de grupo dos años y este último fui servidora. Cada rol tiene su encanto pero definitivamente no hay nada como servir. La alegría de darte a los demás, la conciencia de saber que, a pesar del cansancio y el esfuerzo, estás jugando un papel fundamental en la conversión de los corazones de los chicos, ofreciendo el trabajo, dándote por amor. El encontrarme sucia, cansada, dolorida y demás, no significaba nada cuando terminaba el día y me iba a dormir contenta y en paz.
¿Cómo viví esta PJ 2019? Viví pensando en los demás. Puede sonar como una respuesta sencilla, pero fue el lugar en el que más me sentí identificada con Cristo crucificado. ¡Además de que el Señor me regaló la posibilidad de trabajar con un grupo humano excelente! Con los “servis” cada dificultad, contratiempo o imprevisto se sobrellevaba de la mejor manera, en un clima de serenidad, alegría y mucha música. Sobraron las canciones improvisadas cuando faltaron milanesas y pan.
Contamos también con la ayuda de muchos padres que se ofrecieron a ayudarnos cada día para cocinar. Venían siempre con muchos ánimos de servir y colaborar en cualquier cosa que hiciera falta. Hasta hubo un grupo que un día en el que falto comida, nos mimó comprándonos empanadas.
Lo difícil es volver a casa. Uno retoma a la rutina y el servicio que estaba dispuesto a dar con tanta entrega y alegría en esos 4 días de PJ no es el mismo que está dispuesto a dar a su familia. Pero esa es la cruz a la que Jesucristo nos llama. Podríamos decir que esta PJ fue un entrenamiento solamente.