El Hermano Fermín: una vida consagrada
El Hermano Fermín Díaz de Cerio nació el día 28 de junio de 1928, en Azuelo, una villa de la Comunidad Foral de Navarra, a 73 km de Pamplona. Es un digno embajador de Azuelo, siempre habla de su lugar, sus raíces. Hace pensar que uno es una extensión y reflejo de su país, esté donde esté.
Nos cuenta que cuando era muy jovencito sus padres y su tía le acompañaron hasta la estación de tren más cercana para ir al seminario de Rentería. Refiere que una noche a las 3 de la mañana, a lomo de un burro, salió de su pueblo para ir hasta Santa Cruz donde le esperaba el Hermano Andrés.
Para formarse de muy buena manera estuvo tres años en Rentería y luego cuatro en Alsasua, en la Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón.
Fue educador cuatro años en España, y en 1952 se integró a la comunidad de Hermanos Corazonistas en Argentina. Además de nuestro país se desempeñó en Chile y Uruguay donde recibió la distinción de educador emérito. Desde hace varios años reside en el Colegio Sagrado Corazón de la ciudad de Venado Tuerto (Provincia de Santa Fe).
Es bueno por naturaleza, lo cual hace creer que Jean-Jacques Rousseau tiene razón cuando afirmaba que el hombre nace bueno, es así por naturaleza. Seguramente con Dios de su lado toda la vida, lo hizo ser todavía más bueno. Es de bajo perfil, humilde. Cuenta que alguna ocasión llegó a tener, en sus épocas de maestro, hasta 70 alumnos en un salón.
Tiene cejas prominentes como su corazón. Le gusta usar boina. Es de gesticular mucho con sus manos. Le gusta cantar con todas sus fuerzas la jota aragonesa “El Ebro guarda silencio”. Tiene una gran memoria con respecto a los hechos y días que vivió hace mucho tiempo, pues va a cumplir 93 años. Fermín: “Ahora ya caminas lento, como perdonando el tiempo”, como dice la canción “Mi viejo” de Piero.
Sigue presente, haciendo lo que está a su alcance. Una de sus últimas acciones fue la de representar al Cura Brochero, en los festejos del Bicentenario de la Independencia de nuestro país, que se hicieron en el colegio en el 2016. A lo largo de su vida cumplió con lo que dice una famosa frase de Pierre Teilhard de Chardin, “amor significa colocar la propia felicidad en la felicidad de los otros”. Y seguramente el Hermano Policarpo estaría orgulloso por su vida dedicada a Dios y a la comunidad corazonista.
Esta es una breve síntesis sobre la vida del Hermano Fermín. Pero tranquilamente podría ser la de cualquier otro hermano de la congregación. Sus características humanas están presentes en los demás. Lo elegí a él para representar y homenajear a todos los hermanos, especialmente a todos los que pasaron y están en el Colegio Sagrado Corazón de la ciudad de Venado Tuerto. Son muchísimas las personas que aportaron su granito de arena para que sea posible llegar a este año y la Congregación celebre 200 años de existencia y 87 en nuestra ciudad. Seguramente seguirá por muchísimos años más, pues el espíritu corazonista no se apagará jamás. ¡Ánimo y confianza!
Emilio Rodríguez
Profesor del Colegio Sagrado Corazón
de Venado Tuerto
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