Retiro vocacional
- comunicacion209
- 3 ago
- 2 Min. de lectura
El fin de semana del 10 y 11 de mayo tuve la gracia de participar del retiro vocacional brindado por los Hermanos del Sagrado Corazón. El mismo fue guiado bajo el lema “Sed de Dios”.
En cada meditación fuimos adentrándonos, de la mano de ciertas lecturas y consideraciones propuestas por los hermanos. En ellas, profundizamos cómo Dios llega primero a nuestro encuentro: Él toma la iniciativa, nos busca, nos llama por nuestro nombre.

La última meditación, en lo personal, me tocó profundamente. Trabajamos sobre el pasaje en el que Jesús Resucitado se aparece a Tomás (Juan 20, 24-29), un discípulo con el cual me siento muy identificado, más allá del nombre. Y, de algún modo, sentí que esas palabras de Jesús a Tomás también estaban dirigidas a mí.
Esa experiencia me confrontó y me dejó una invitación muy clara en el corazón: que mi cabeza y mi entendimiento no sean el único filtro a través del cual paso mis decisiones y acciones, sino que sean un complemento a la confianza y entrega a la voluntad de Dios; que la confianza no sea mi última instancia —como lo fue para Tomás—, como quien cierra una conversación diciendo “será lo que Dios quiera”, después de haber debatido durante horas con su razón. Quiero que la confianza sea el primer paso: vivir entregado, sin medir, sin regular, sin condiciones. Darlo todo, con y por amor.
Si tuviera que resumir los frutos del retiro en mi corazón, hoy me encuentro descansando en el agradecimiento. Dios me regaló mucho y quiero caminar con confianza por el camino que Él va trazando en mi vida. Como cierre del retiro, cito a Santo Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”
Tomás Haro









































Comentarios