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La última carta de Andrés Coindre

El 3 de mayo de 1826, hace 190 años exactamente, el Padre Andrés Coindre escribió desde Blois su última carta al Hno. Borgia, director general del Instituto. Podemos destacar algunas partes importantes de la misma, como herencia valiosa que recibimos de nuestro Fundador:


  • Nuestra identidad corazonista:

El carácter inquieto del Padre Cattet nos indica el comportamiento que tenemos que adoptar. Hay hombres que quieren deshacerlo todo para rehacerlo a su manera. Desconfiemos de tal modo de proceder (…) Pensar en tales fusiones (de congregaciones), muestra conocer poco a los hombres y las obras de Dios. Es como si se quisiera fusionar todas la familias para no hacer más que una.


  • La generosidad:

Lo de las ocho perras chicas del Hermano Agustín es algo asombroso. Esta tacañería da pena cuando uno no ahorra viajes ni fatigas e incluso cuando no es gravoso en su estancia. Pero yo le disculpo, no le da para más, y la falta de recursos económicos reduce todavía más sus miras. No obstante, dele una lección diciéndole que la tacañería no incita nunca a la generosidad, y que los nueve ejemplares de los “Secretos de la lengua francesa” que le mandé y que regalo a la Congregación, servirán como compensación de todo ello.


  • Bondad y firmeza:

Escriba al Hermano Eugene y a los demás Hermanos de Pradelles con benevolencia, pero al mismo tiempo con severidad, sobre su falta de observancia de la Regla y de los perjuicios que de ello se derivan, a los ojos de la ciudad y del Señor obispo, para ellos, para el bien y para la Congregación a la que perjudican.


  • Lo esencial en nuestras obras:

Temo que tengamos que cerrar algunos de nuestros establecimientos por falta de dinero. Pero habrá que impedir sobre todo que desaparezcan por falta de virtud y de ciencia, y todo nos irá bien.

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