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Análisis grafológico del Padre Andrés Coindre

Muchas veces publicamos textos o frases del Padre Andrés Coindre para conocerlo mejor pero ¿nos podrá decir algo interesante sobre su personalidad el análisis de su letra y tipo de escritura hecho por un grafólogo? Si te interesa averiguarlo sigue leyendo…



Inteligencia.

Un gran rigor intelectual, un espíritu de búsqueda y de análisis que se obliga a profundizar en las cosas para llegar a lo primordial. Esta focalización sobre un objetivo bien determinado le da una precisión notable de especialista, con un rechazo a dispersarse sobre otros puntos de interés, a pesar de su curiosidad natural siempre presente

Mucha reflexión; las opiniones son precisas, sin fluctuaciones parque están fundadas sobre un estudio serio y documentado. Una gran concentración: atento siempre a lo que está viviendo. Se observa una gran habilidad a establecer relaciones entre las ideas, con la condición de que pertenezcan al sistema que estudia porque se limita a sus temas de reflexión.

Independiente de espíritu, sus juicios no están influenciados por los acontecimientos sociales. Su primer actitud es la de dudar, verificar, criticar. Tiene necesidad de rehacer su de buscar su propio camino, de encontrar respuestas personales a las cuestiones planteadas para aceptar cualquier innovación que le venga del exterior. Escrupuloso hasta el extremo, puede llegar a actitudes escépticas.

Sabe influenciar en los demás gracias a la fuerza de sus convicciones y también por su elocuencia. Le gusta hablar a los otros y buscar perfeccionar siempre su discurso; se las arregla para encontrar la palabra justa, para construir frases armoniosas, perfectas por su sencillez y rigor, pero en las cuales se permite liberar su imaginación creadora. Es capaz también de una viva causticidad y de atacar a sus adversarios con trazos hirientes. En la conversación es un hábil negociador, con gran honestidad intelectual sin perder por ello su habilidad.


Actividad.

Su trabajo es profundamente serio, con una preocupación por el esfuerzo, un deseo permanente por superarse, una energía poco común pero no espectacular: le importa sobre todo su propia autoevaluación, aunque sea sensible a la consideración de su entorno. Apunta a la perfección y no teme ni penas ni privaciones para conseguirla. Su compromiso es tomado de una vez por todas y nunca es puesto en cuestión, su entrega es total en aquello que emprende.

Su autoridad es firme y exigente y se apoya en el ejemplo dado y en el control de sí mismo. Sus órdenes son claras y concisas y no admiten contestación, su búsqueda de autoridad es inconsciente y proviene de su necesidad de influenciar a los otros para comunicarles sus ideales.

Por ser tan perfeccionista le cuesta trabajar en grupo; verifica y modifica las realizaciones de los demás y, finalmente, las hace suyas estructurándolas con sus propios métodos de trabajo.

El movimiento que le arrastra es lo bastante fogoso para permitirle afrontar los obstáculos sin miedo. Permanece sin embargo prudente sin entrar en riesgos inútiles.


Carácter-sociabilidad.

Su carácter se construye sobre una base de renuncia y control. La sensibilidad está muy interiorizada, pero se siente su vibración bajo los controles que se impone. Si se dejara conducir por la espontaneidad adoptaría un comportamiento más abierto, pero no se lo permite: se aleja de su afectividad y sus sentimientos, intensos, profundos y fieles, quedan inexpresados.

La intensidad que aporta en todas las circunstancias de su vida se desprende del sentido del deber, del respeto a una ética personal fuerte y también de un fuerte impulso vital.

Su escritura nos revela el predominio de la voluntad sobre los impulsos, la sobriedad de los gustos y de las costumbres, las aspiraciones de orden moral, pero también que la sabiduría y la madurez están unidas a un calor de los sentimientos que, aunque no los quiere manifestar, es capaz de movimientos de generosidad y también de comprensión hacia los otros.


Conclusión.

Personalidad de gran nivel, tanto vital como intelectualmente, que ha escogido el camino del ascetismo consciente y voluntariamente, sin llegar a ser por ello estrecho o sectario. Hay en él demasiada delicadeza y sensibilidad para aceptar la intolerancia y la sequedad de corazón.

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