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Evaluar el año con la mirada de Jesús

Hay un artículo de la Regla de Vida de los Hermanos del Sagrado Corazón especialmente dedicado al “examen de conciencia” diario (artículo 134). Podemos tomarlo como base para ayudarnos a evaluar este año que termina y también para proyectar el próximo. No se trata solamente de valorar lo bueno o malo que hicimos, sino sobre todo de descubrir y festejar el amor de Dios que nos ha acompañado en cada paso.

  • “Ante el Señor revisamos nuestras vidas”

Es un gran desafío mirar la propia vida tal como es, sin disimular, sin ocultar nada… Para evaluar el año tengo que empezar por recordar (que quiere decir volver a pasar por el corazón) todo lo que he vivido este año en los diferentes planos de mi vida. Es bueno contemplar el año pasado como si fuera una película, tomando conciencia de los momentos más importantes, ya sea porque fueron alegres o porque fueron tristes o porque cambiaron el rumbo de mi año.

  • “Descubrimos sus misericordiosas bondades”

Dios es bueno y misericordioso. ¿Dónde he descubierto esa misericordia en mi vida? A lo mejor fue en un momento de oración o de acercarme a los sacramentos, a lo mejor fue al recibir amor y ayuda de los demás, a lo mejor fue al encontrar un trabajo que me llenara interiormente… lo importante es descubrir dónde me ha hablado Dios. Y también puede ser una gracia de Dios el sentirme mal y descubrir que tengo que cambiar mi manera de actuar.

  • “Nos percatamos de lo que espera de nosotros”

Yo no estoy sólo, no cuentan sólo mis planes, yo estoy en el plan de Dios, Él espera algo de mí ¿He sido consciente este año de ser un instrumento en manos de Dios? ¿Le he tenido presente al tomar decisiones importantes? ¿Le he dejado manejar mi vida o me he aferrado yo al timón? ¿Qué me estará pidiendo ahora?

  • “Examinamos nuestra fidelidad a su voluntad y nos arrepentimos ante él de nuestros pecados”

Somos pecadores, es nuestra naturaleza. Eso no debe entristecernos al punto de bloquearnos, sino que debe invitarnos a abrirnos cada día más a Dios. Sí, somos pecadores, pero pecadores inmensamente amados por Dios. Por eso nos duelen nuestras infidelidades y nos arrepentimos; pero no dejamos que eso afecte a nuestra autoestima, pues la misma se funda en el amor de Dios y no en nuestros méritos.

  • “Nos preparamos para encontrarnos con él”

Nuestro Dios es el Señor del tiempo, el Señor de la historia, cada día es un regalo suyo y una nueva oportunidad. Tenemos por delante 365 días nuevos en los que Él nos está esperando con los brazos abiertos. Tengamos los ojos abiertos para descubrir desde el primer día su presencia en nuestras vidas.

Y recuerda siempre: A fin de cuentas no hay “años buenos o años malos”, sino años vividos con Dios o no. Cuando vivimos cerca de Dios aun las des-gracias se pueden convertir en una gracia para nuestras vidas.

Que este 2018 que te espera sea un año lleno de Dios.

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