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Encuentro de los Misioneros de Temperley

Personalmente, estaba muy ansioso por poder participar de mi primera misión visitando un pueblo y llevando a Dios a los demás. Lamentablemente, por la situación que vivimos no pudimos hacer esto, pero igualmente todos teníamos ganas de poder hacer algo.


Cuando nos dijeron que posiblemente tuviéramos unos encuentros presenciales para poder “misionar hacia dentro del grupo”, crecer en la fe tanto personal como grupalmente, todos nos emocionamos ya que, después de tanto tiempo viéndonos a través de pantallas y videollamadas, íbamos a poder vernos en persona y, más aún, los nuevos como yo íbamos a poder encontrarnos por primera vez con el grupo.


Con mucho entusiasmo todos estábamos esperando a enero para poder participar de estos encuentros presenciales. Estos fueron de forma optativa por lo que cada uno, según como se sintiese ante la situación del coronavirus, podía elegir participar o no. Los encuentros fueron todos muy protocolares: había alcohol en gel por todos lados y todo el tiempo se respetó tanto la distancia como el barbijo puesto.



Siento que los encuentros fueron bastante fructíferos, se hizo especial hincapié en el discernimiento: en poder entender y descubrir cuáles son aquellas cosas a las que Dios nos llama. Fue muy lindo empezar el día rezando Laudes y un rosario, después de haber estado tanto tiempo haciéndolo virtualmente. A lo largo del día fuimos compartiendo distintos testimonios en video de personas que nos contaban las experiencias que tuvieron de discernimiento, para luego reflexionar con algunos textos y responder preguntas personales que pudimos compartir con el resto de los chicos que formaban parte de la burbuja. Esto último fue una de las cosas que más me gustó, porque si había algo que extrañaba era el poder compartir reflexiones con los demás, ya que virtualmente se volvía una tarea demasiado difícil. Lo lindo del compartir fue que entre todos nos ayudábamos mutuamente para poder ir creciendo juntos. Además, nos ayudó mucho a los nuevos para poder ir conociendo al resto de los chicos y para que ellos nos vayan conociendo.


A medida que se acercaba la tarde había que preparar la Misa, una celebración que para algunos era la primera vez de manera presencial después de meses de participar virtualmente. De la Eucaristía participaron también muchos otros misioneros a pesar de que no era su día de encuentro. Luego de esta, los que estábamos participando del encuentro tuvimos una cena que compartimos con el sacerdote y los padres que muy amablemente nos cocinaron. Y para cerrar el día rezamos Completas, finalizando así el encuentro.


Como conclusión, estos encuentros fueron una muy buena herramienta tanto personal como grupal para poder crecer en la fe y como grupo, que ayudaron muy especialmente a los más nuevos para que podamos conocer más y mejor qué es y cómo funciona la misión. Además, creo que sirvieron mucho como introducción al discernimiento, un tema del cual queda mucho que conocer.


Santiago Sarroca, Temperley





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