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La educación atravesada por la pandemia

La educación en el contexto de la pandemia debe ser analizada como un proceso bianual, en el cuál tuvimos que responder a una serie de demandas emergentes de diverso orden. Nos encontramos con el desafío de reorganizarnos y readecuarnos a este contexto, en el cuál estábamos inmersos. Docentes, alumnos y padres necesitábamos tiempo y orientación para prepararnos y comenzar a transitar este camino lleno de dudas e incertidumbre.



Esta crisis nos encontró con una formación y con una disponibilidad de recursos insuficientes para toda la comunidad educativa. La primera necesidad fue la organización familiar para la administración del tiempo, espacios y herramientas; teniendo en cuenta que todos convivíamos en un mismo lugar, impuesto por el aislamiento que estábamos atravesando, pero haciendo diversas actividades. La dificultad más evidente fue el uso de las plataformas digitales: la necesidad de formación, estudiar nuevos materiales, aplicaciones y su uso aún no conocido. Pero, con el transitar de las semanas y los meses, la dificultad más agobiante expresada por las familias fue la convivencia: reencontrarse en el hogar viviendo las veinticuatro horas, compartiendo todas las actividades que antes eran independientes y ahora dependían del aporte de cada uno de sus integrantes. El cambio de roles ha sido una tarea difícil de afrontar.


El inicio del año 2021 nos permitió volver al colegio, ese espacio que tanto anhelábamos y necesitábamos; esta vez ningún nene expresó extrañar a su familia. Aprendimos a valorar nuestro espacio y a adaptarnos a nuevas normas de convivencia: el uso de barbijo y alcohol en gel, el distanciamiento... Otra vez la organización fue un obstáculo que debíamos encarar: las clases estaban divididas por burbujas y la asistencia de los niños era semana por medio. Ya estábamos familiarizados con el uso de la tecnología, pero nuevamente tuvimos que transformarnos. Para los docentes cambió el modo de pensar la planificación, el cómo implementarla y las herramientas que teníamos a nuestro alcance. En un principio los nenes lo tomaron con alegría porque podían ver a algunos de sus amigos, pero anhelaban estar todos juntos. Eso, de a poco, lo fueron transmitiendo en los juegos, en la forma de relacionarse y lo expresaron con las palabras. Las familias reorganizaron sus tiempos, pero necesitaban volver a la carga horaria que estaban acostumbrados y así retomar la rutina. En la segunda parte del año ya estábamos vacunados y volvimos a estar todos juntos en el aula, con los resguardos necesarios.


La organización durante estos dos años fue positiva porque pudimos adecuarnos a la tecnología y a los permanentes cambios. La comunidad estuvo dispuesta a reinventarse y a modificar cada uno de los esquemas familiares, amoldándose a la situación que se vivía en cada etapa. A pesar del esfuerzo, el compromiso y que nuestra realidad es favorable a comparación con la de otros sectores, hubo falencias que llevará tiempo recuperar. Cabe destacar el importantísimo vínculo de niño con el docente, quien cumple su rol de educador dentro del aula, y con los padres que acompañan en ese proceso.


Melina Afonso Goncalves da Balinha

Maestra Nivel Primario, Temperley

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