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Testimonio del Hno Mario Stempel en sus bodas de oro

Queridos hermanos de todos, estimada Beatriz, amigos:


En julio de 1971 hice mi primera profesión. Fue en Alsasua, España, después de un año de noviciado. Tengo recuerdos maravillosos de ese tiempo y los guardo como un tesoro. El 16 de julio de dicho año no pudieron estar presentes mis padres, hoy tampoco lo están, pero me siento unido a ellos pues siempre los vi orgullosos de mi vocación y me animaron a seguir tras los pasos del Corazón de Jesús.


Este año 2021 celebramos los 200 años de la fundación del Instituto y cuando hice mis primeros votos se cumplían los 150. He vivido en el Instituto la cuarta parte de su historia y tengo motivos de sobra para ser agradecido.




En primer lugar, a Dios por su misericordia. No me cansaré de alabar y recordar las expresiones de su Corazón para traerme hasta aquí. Hermanos, den gracias conmigo a ese Corazón que nos ha elegido para ser sus hermanos entre los más pequeños y necesitados.


En segundo lugar, a mi familia a quienes quiero, pues me han iniciado espiritual y humanamente. Doy gracias porque pueden acompañarme y por permanecer unidos. Sigamos unidos porque ese fue el deseo de nuestros padres y la alegría de su corazón.


Mi hermano me decía: “Te felicito por tus 50 años y a todos los hermanos. El perseverar tiene su bendición. Yo cumplo 40 de matrimonio: me ha costado mucho, pero siempre saltamos los obstáculos. Los huracanes soplan fuerte pero siempre se llevan lo superficial... Felicidades a todos.”


Y agradezco a la comunidad por ser el ámbito de calor y luz para crecer. Mi comunidad es lo más parecido a la provincia de Misiones:

- Una tierra fértil donde sembrar y desarrollarse mediante el abundante trabajo.

- Un calor de fraternidad, siempre apropiado para cuidar todas las iniciativas y cualidades.

- Y una lluvia abundante de momentos de formación, oración y cuidados para crecer y dar fruto.


Gracias a todos los presentes por su afecto, oración y apoyo. Gracias a los hermanos que contribuyeron en mi formación: Hnos. Bernardo, Armalé, Ignacio Carmona, Ciriaco… y a todos aquellos que me dieron la posibilidad de vivir expresando mi fraternidad.


Un gracias a todos los sacerdotes que, año a año, nos acompañaron con retiros y encuentros. Hoy se encuentra junto a nosotros el Padre Rubén, que nos recordaba todo lo bueno y lo que hay que mejorar en nuestra vida religiosa. Nos decía que “el Señor nos da tantas oportunidades como necesitamos”.


Pido para todos la sabiduría que nos permita gustar del amor de Dios y nos dé la gracia de ser fieles y felices en fraternidad. ¡Gracias!


Hno. Mario Stempel

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