Pluma Corazonista: EL barrilete del amor

EL BARRILETE DEL AMOR
Perdón por el título. Me hace recordar a la serie televisiva “El crucero del amor” y ¡no tiene nada que ver!
Cuando era chico, en el potrero de mi barrio, en Versalles, hacíamos demostración de barriletes. ¡Nunca utilizaríamos la palabra cometas para mencionar a nuestros espectaculares barriletes!
Por Arregui, casi llegando a la plaza… había un baldío que tenía un cañaveral. Sólo para la época de los barriletes lo visitábamos, porque necesitábamos las cañas para la elaboración del juguete. Mucho después, pero mucho después, me enteré que la época anual de los barriletes es el otoño: fue un gran descubrimiento para mí… Como dije en otra ocasión, yo vivía a full como se dice ahora, no reparaba en esas cosas.
Seguramente la experiencia de mis hermanos y amigos mayores me ayudaron a aprender a construir barriletes. Recuerdo la paciencia de mamá para prepararme el engrudo (harina y agua) en el punto exacto, ni aguachento ni espeso… para pegamento; y también para limpiar el desastre que dejaba a lo largo y ancho del pequeño comedor o del pasillo, además de reconvenirme, de vez en cuando, por los insultos (malas palabras) que profería cuando las cosas no salían como yo quería.
Bien, paso a lo del título. ¿Por qué este título? Se me ocurre que el barrilete que yo construía era portador de toda mi afición, dedicación, esmero, amor, del que era capaz; por supuesto que también de mi capacidad, la cual no era mucha, pero resultaba suficiente.