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¡FELIZ PASCUA! Jesús ha resucitado

¡Feliz Pascua! ¡Cristo ha resucitado! Ya no hay lugar en el mundo para la desesperanza, porque nuestro Señor ha roto las cadenas que nos oprimían. La puerta cerrada está ahora abierta, de par en par, para siempre.

Te invitamos a alabar a Cristo resucitado con el Pregón Pascual.

Letra (versión musical de Kiko Argüello):

Exulten los coros de los ángeles, exulte la asamblea celeste

y un himno de gloria aclame el triunfo del Señor resucitado.

Alégrese la tierra inundada por la nueva luz.

Alégrese la tierra inundada por la nueva luz.

El esplendor del Rey destruyó las tinieblas, destruyó las tinieblas,

las tinieblas del mundo.

El esplendor del Rey destruyó las tinieblas, destruyó las tinieblas,

las tinieblas del mundo.

Que se alegre nuestra Madre, la Iglesia

resplandeciente de la gloria de su Señor,

y que en este lugar resuene unánime

la aclamación de un pueblo en fiesta.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario, es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario exaltar

con el canto la alegría del Espíritu

y elevar un himno al Padre Todopoderoso

y a su único Hijo, Jesucristo.

Él ha pagado por todos al eterno Padre

la deuda de Adán, y con su sangre derramada por amor

ha cancelado la condena antigua del pecado.

Ésta es la Pascua en que se inmola el Cordero,

esta es la Pascua en que se inmola el Cordero,

esta es la noche en que fueron liberados nuestros padres de Egipto,

esta es la noche que nos salva de la oscuridad del mal.

Ésta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte

y del infierno retorna victorioso.

Ésta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte

y del infierno retorna victorioso.

¡Oh admirable condescendencia de tu amor!

¡Oh incomparable ternura y caridad!

Por rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo.

Sin el pecado de Adán Cristo no nos habría rescatado.

¡Oh feliz culpa que mereció tan grande redentor! ¡Oh feliz culpa!

¡Oh feliz culpa que mereció tan grande redentor! ¡Oh feliz culpa!

¡Oh noche maravillosa en que despojaste al faraón y enriqueciste a Israel!

¡Oh noche maravillosa, tú sola conociste la hora en que Cristo resucitó!

¡Oh noche que destruyes el pecado y lavas todas nuestras culpas!

¡Oh noche realmente gloriosa que reconcilias al hombre con su Dios!

Ésta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte

y del infierno retorna victorioso.

Ésta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte

y del infierno retorna victorioso.

En esta noche acepta, Padre Santo este sacrificio de alabanza

que la Iglesia te ofrece por medio de sus ministros

en la liturgia solemne de este cirio, que es signo de la nueva luz.

Te rogamos, Señor, que este cirio ofrecido en honor de tu nombre

brille radiante, llegue hasta Ti como perfume suave,

se confunda con las estrellas del cielo,

lo encuentre encendido el Lucero de la mañana,

esa Estrella que no conoce el ocaso,

que es Cristo, tu Hijo resucitado, resucitado de la muerte,

que es Cristo, tu Hijo resucitado, resucitado de la muerte.

Amén, amén, amén.

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