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Una nueva etapa en Villa Gral. Belgrano

Este curso 2017 seguro que presenta nuevos desafíos a todas nuestras comunidades educativas, pero sin duda es especial la situación que se plantea en el colegio Sagrado Corazón de Villa General Belgrano (Córdoba); ya que a partir de este año no habrá comunidad de Hermanos presente en el colegio en forma continuada.



Los Hermanos del Sagrado Corazón mantenemos nuestro compromiso con esta obra, que sigue siendo Corazonista en todos los aspectos, especialmente en el carisma que le da identidad y la anima en todas sus acciones. Esta circunstancia es también una oportunidad para redescubrir la importancia y la responsabilidad de los laicos en la Iglesia, así como el verdadero sentido de la misión de los consagrados.


La Dirección de la escuela se le ha confiado a la Prof. Nancy Gigena, que será acompañada por la Prof. Raquel Biasotto como Vicedirectora. Agradecemos a ambas su valor y compromiso para aceptar estas responsabilidades. Por su parte el Hno. Mario Stempel mantendrá la representación legal del centro, que visitará periódicamente. El Consejo Provincial se compromete también a seguir de cerca el proceso de la comunidad educativa, para acompañarla en los aspectos que necesite.


Podemos encontrar iluminación para transitar esta etapa en las palabras que nuestro Fundador, el Padre Andrés Coindre, que se veía imposibilitado de estar físicamente con los Hermanos, escribía al Hno. Borgia, su “mano derecha”, a comienzos de 1822:


“Mi querido Hermano Borgia, ánimo en medio de sus dificultades. Cuento con usted tanto como conmigo mismo. Su entusiasmo me encanta. Espero que, pase lo que pase, sea usted el hombre con el que yo pueda contar, y que sirvamos juntos a Dios hasta nuestro último suspiro, allí donde usted se encuentra ahora o en cualquier otra parte, de modo que lo que pueda desalentar a los demás no le desanime a usted lo más mínimo. Impulsar todas las cosas es una de sus principales obligaciones. Anime, reprenda, consuele, amoneste en el Señor. Sea en nuestra obra mi otro yo. Espero que, trabajando por la gloria de Dios, Él le concederá todo lo que me habría concedido a mí si hubiera estado en Lyon con usted. Mi muy querido Hermano y entrañable amigo, Dios hará algo grande con usted; Él ama a los sencillos, a los humildes, a los sacrificados, y espero que usted sea siempre de éstos con la ayuda de su gracia. Ánimo y confianza, éste es mi lema”.

Que esta circunstancia sea una oportunidad que Dios nos regala para aumentar nuestra confianza en Él y para redoblar nuestros esfuerzos y oraciones por la pastoral vocacional.

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