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Alegrémonos por el Papa León XIV que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia

  • comunicacion209
  • hace 5 días
  • 2 Min. de lectura
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Un Papa que, una vez más, proviene de una congregación religiosa y que nos anima en nuestra vocación como consagrados en la Iglesia y en el mundo. En sus primeros mensajes habló de la unidad y de la necesidad de la paz, pero también expresó su camino vocacional como “hijo” de San Agustín, como religioso y como misionero. En el canal de televisión italiana RAI se publicó, el día de su elección, una entrevista al entonces cardenal Prevost; en ella el hacía una relectura de su andar vocacional que puede resumirse así:


  • Proviene de una familia católica, en la que sus padres estaban muy implicados en la parroquia, lo que le llevó a pensar a una posible vocación sacerdotal.

  • Recordaba las charlas con su padre con quien, sin ser un director espiritual, podía compartir aspectos muy concretos de su vida de fe, como sus dudas sobre entrar en una congregación o elegir la vida matrimonial y tener hijos. Su padre, con su experiencia, comparaba la intimidad entre esposo y esposa con la intimidad con Cristo para alguien que opta por la vida sacerdotal. Lo esencial para todos los cristianos, decía su padre, era tener cercanía con Cristo y conocer realmente el amor de Dios.

  • Mencionaba que, como a cualquier joven de catorce años, le gustaba estar con otros jóvenes. Así llegó a hacer una experiencia grupal en el seminario menor para “después ver lo que pasa”. Una historia como la de cualquier joven que va conociéndose, conociendo a los otros, creando amistad -según San Agustín- y descubriendo la importancia de la vida comunitaria.

  • Finalmente, todo fue encaminándose hacia su consagración y su deseo de ser misionero.


Escuchando el testimonio del ahora Papa, redescubro que los hermanos estamos llamados también a expresar nuestra convicción de que Dios nos ha llamado a una vocación. ¡Nuestra historia vocacional es bella y edificante!


Por otra parte, en estos días en que el mundo entero recuerda el legado del Papa Francisco, quisiera enfatizar para nosotros principalmente tres aportes de su pontificado:


  • Su esperanza en una Iglesia sinodal, donde cada uno tiene algo que aportar o algo que escuchar para caminar juntos hacia Cristo.

  • Su carta encíclica Fratelli Tutti, donde menciona que es posible soñar con un mensaje de fraternidad para todo el mundo.

  • Y su última encíclica, Dilexit Nos, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, que tanto bien nos hace.


¡Que su alma descanse en paz y pueda estar con Cristo resucitado por la eternidad!



Hno. Denis J. E. Plourde

Superior provincial

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