RETINKU 2025
- comunicacion209
- 28 jun
- 3 Min. de lectura

Desde el viernes 25 al domingo 27 de abril, junto con exalumnos de los demás colegios Corazonistas de Argentina y Uruguay, vivimos un retiro que se basó en redescubrir a Cristo a través de tres de las personas más cercanas a Él: María, Pedro y Pablo.
Empezamos con una actividad en la que las familias de los chicos nos habían dado características sobre cada uno y, entre todos, teníamos que adivinar de quién se trataba, para luego terminar con una reflexión acerca de: ¿Qué dicen los demás qué soy yo? y ¿Qué digo yo que soy yo? En esta actividad logramos vislumbrar cómo lo que los otros dijeron de cada uno de nosotros, puede ser un reflejo de la mirada de Dios a través de quienes nos aman.
En la oración del viernes de noche, nos adentramos en la mirada de Dios sobre María y cómo ella se abrió a la novedad radical de su proyecto. Del mismo modo, la mirada de Dios sobre nosotros puede mostrarnos potencialidades que nosotros mismos desconocemos.
El sábado de mañana, contemplamos la mirada de Simón Pedro sobre Jesús. La dinámica empezó comprendiendo a nuestra vida como un rompecabezas con muchas piezas. Así, aprendimos que entre todos nosotros formamos un rompecabezas único, si faltara uno ya no sería lo mismo. Ese rompecabezas se transformó en la red de Pedro, que “cayó en las redes” de Jesús. Pero estas redes no son como las que conocemos, porque las personas que caen en ellas empiezan a vivir de verdad, es un hecho que te cambia la vida. Jesús invitó a Pedro a ser “pescador de hombres” y él nos invita a nosotros a compartir su misión.
Por la tarde, vimos la mirada de Jesús desde los ojos de San Pablo, quien pasó de ser perseguidor de los cristianos a ser el mayor apóstol de los gentiles, cuando Cristo “lo hizo caer por tierra”. Con la ayuda de un dodecaedro, reflexionamos acerca de todas las caras de nuestra vida y cómo el amor de Dios puede iluminar cada una de ellas desde adentro, si le abrimos el corazón. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue.” (1 Corintios 13, 4-8)
El resto del día se completó con la celebración de la Eucaristía, preparada entre todos; la oración de la noche, nuevamente centrada en María, en esta ocasión en la visita a su prima Isabel; y con un fogón donde vivimos y expresamos nuestra alegría de estar juntos en este camino de búsqueda de Jesús.
El domingo, como una expresión de ese servicio que Dios nos pide, a ejemplo de María, Pedro y Pablo, prestamos nuestras manos para cocinar unas pizzas que esa noche serían entregadas a personas en situación de calle por la Fundación Más, de Lomas de Zamora. También tuvimos tiempo para visitar el colegio y el Museo Corazonista, que nos presentó el Hermano Mario y nos ayudó a comprender más este carisma que nos reúne.
A lo largo de todo el fin de semana, se vivió un clima de fraternidad hermoso, en el que pudimos ir compartiendo los diferentes momentos del retiro desde la alegría, la felicidad y reencontrándonos con Jesús en cada uno de ellos. Personalmente debo decir que fui muy feliz de poder llevar el Evangelio desde mi experiencia a cada uno de los jóvenes y logré ver a Dios en cada uno.
Lucía Toniuti
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